Mundo alborotado, ese mundo que se adentra en los pulmones de sus habitantes, que araña las vidas de náufragos sin islas a las que agarrarse. Mundo alborotado, que me susurra palabras inteligibles, me enseña su lado árido, se adentra en los rincones sibilinos de la ciudad. Llego a casa y desde el faro de mis certezas, el mundo me parece más huérfano de madre, durmiendo en un intenso letargo.Desde el frío sofá de mi salón, intento echar raíces... No quisiera despertarme y haber nacido en las calles que un día visité, aquellas calles que me dieron a la vez, manos y esperanza...

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